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Criar con respeto


Esta sección nace de mi experiencia como mamá de dos adolescentes, colaboradora en la crianza de mis hijastros y de los años que llevo como terapeuta complementaria de niños y padres desesperados, rabiosos o colapsados.

La idea de esta sección, es que pueda servir de guía, para quienes eligen vivir en un clima de amor, comprensión y respeto en sus hogares. Mi idea no es evangelizar y seguramente mis propuestas van a estar lejos de las conocidas habitualmente como educación, pero vale la pena probar, porque sé que se puede vivir en una casa sin gritos, mandoneos, rebeldía sin sentido, ni peleas.

Creo que lo primero es tener claro, que nuestros hijos son en esencia (al igual que todos los seres humanos) almas con un propósito definido.

Desde la perspectiva de que tu hijo/a (o el niño/a que tienes cerca y en cuya educación participas) es un alma en proceso de evolución, igual que tú, esa alma merece todo tu respeto.

Puedes tener la suerte de ser padre o madre de un alma mucho más evolucionada que la tuya y de poder colaborar en lo que vino a hacer en esta vida.

Esa alma, además encarnó en un cuerpo, que tiene de manera innata, todos sus instintos tremendamente desarrollados, confía en ellos.

Voy a ir desglosando algunos temas de interés común por ahora y en otro momento iré profundizando en otros aspectos.

Lo primero y más importante:

Educa para generar conciencia y no obediencia

Si tu niño entiende que lo que le dices que haga es por su bien, entonces no tiene que obedecerte sino entender el por qué de las cosas. Ese es el primer paso fundamental y para esto tienes que generar primero un voto de confianza entre ustedes. Si le dices a tu hijo que no a todo o que sí a todo, no hay límites ni libertad, deja los “no” solo para las cosas que son de verdad importantes, las que lo ponen en peligro (físico o emocional) y en esas cosas no cedas nunca. Todas las demás cosas se pueden conversar y se pueden tranzar.

Trata a tu hijo/a como si fuera un amigo extranjero, recién llegado a tu país.

Esto implica: no mandarlo, ni imponerte sobre él, sino explicarle como son las cosas y cuáles son las consecuencias de no hacerlas. Muchas de las cosas que le pides que haga, él no entiende por qué tiene que hacerlas, explícale con claridad para qué sirven hablándole con amor y simplicidad.

Tu hijo es tu espejo

Todo lo que te complique sobre el comportamiento de tu hijo, obsérvalo primero en ti y en su entorno.

Hay mamás y papás que vienen a consultar porque sus hijos son manipuladores o rabiosos y muchas veces esos niños tienen en su entorno cercano a alguien con esas mismas características. No me refiero a esto en forma de juicio, sino con el fin de que con amor, nos observemos nosotros y veamos en qué aspectos nuestros hijos nos imitan o más bien nos muestran lo que estamos haciendo o como nos estamos comportando. De esta forma, ayudándonos a nosotros a cambiar algo, los ayudamos también a ellos.

Alimentación

Cuando nació mi primera hija (que hoy tiene 18 años), al tenerla por primera vez en brazos, me acuerdo de haberla mirado con asombro y miedo y de decirle mentalmente con amor: "confío en que sabes qué hacer, porque yo no tengo idea". Claro que ella sabía, pero yo me había desconectado de mis propios instintos y dudaba en ese momento de que en mi propia naturaleza yo también sabía qué hacer.

A que voy con esto: cuando el niño es pequeño, tiene sus instintos muy desarrollados, principalmente el de alimentación, sabe qué necesita, por lo tanto si está enfermo y tiene menos apetito, no lo fuerces a comer, dale a elegir alimentos sanos y observa qué dice su naturaleza. Lo mismo cuando ya está más grande, si le sirves a tu hijo un gran plato de comida, deja que coma hasta que su naturaleza diga: “es suficiente”. Si lo obligas a comer, puedes estar colaborando a que cuando crezca, tenga desórdenes alimentarios y coma con culpa y con la obligación de no dejar nada en el plato.

En la consulta me ha tocado muchas veces ver personas con sobrepeso, que no pueden dejar comida en el plato, aunque ya estén totalmente satisfechas, porque tienen incorporadas formas de comportamiento donde el dejar comida, es signo de poca gratitud, de desperdicio o de hacer algo malo. No le aplaudas si se come todo!

Es mucho más saludable comer en cantidades adecuadas, sin sobrecargar el sistema digestivo.

A medida que va creciendo, puedes enseñarle a tu hijo a servirse la cantidad suficiente en su plato, para alimentarse bien, sin excesos y siendo consciente de su alimentación y su cuerpo.

Retarda lo más posible la incorporación de azúcar en la comida, es altamente adictiva y suele relacionarse las cosas dulces con el amor, por eso hay tantos adultos que necesitan chocolates cuando están tristes.

Si vas de visita donde hay niños, no les lleves dulces de regalo, lleva otra cosa que no genere en ellos la relación dulce = amor

Esto no significa que nunca puedan comer dulces, pero trata de mantenerlos un poco a raya.

Tampoco le ofrezcas dulces como recompensa si se porta bien.

Retos y castigos

Tengo la total convicción de que el reto y el castigo están totalmente fuera de control en nuestra sociedad. Castigamos públicamente a todo aquel que se equivoca. No veo mucha televisión, pero cada vez que la enciendo, hay alguna noticia sobre alguien que se equivocó. ¿Conoces a alguien que nunca se haya equivocado? Yo no, todos nos equivocamos varias veces al día, en cosas muy importantes y en otras nada relevantes.

Intenta conversar en vez de retar, así generas conciencia y no obediencia ciega.

Rebeldía y obediencia

Si haces de tu hogar, un lugar donde los niños no tienen derecho a expresarse y los mandas todo el tiempo, vas a generar en ellos que reaccionen según su temperamento. Un niño tranquilo o tímido, va a tender a obedecerte en todo, uno rebelde por el contrario, va a tender a ir en contra de lo que le digas todas las veces que pueda. ¿De verdad quieres que la persona la que estás criando, sea obediente o rebelde, en vez de inteligente y consciente? Si le enseñas a tu hijo a confiar en ti y le explicas el por qué de las cosas que haces o decides, lo vas a ayudar a entender que tus decisiones son tomadas pensando en lo que crees que es mejor para él. Claro que puede no estar de acuerdo contigo en todo, pero si te mantienes firme y no tranzas en lo que de verdad es importante, solo le queda confiar en ti.

En lo que no es relevante, creo que no es necesario ni siquiera entrar en discusión, déjalo pintar su dormitorio, andar con la ropa que le guste, disfrazada todo el día de princesa a los 4 años o con el pelo azul a los 13.

Hazle sentir que su opinión vale, que sí te importa lo que sienta o piense y que las cosas no son “no porque no” o “sí porque yo mando”, sino que tienen una razón de fondo. Esto los va a ayudar a ser más conscientes de sus propias decisiones, de su capacidad de ser coherentes y de tener argumentos sólidos, que guíen sus acciones.

No digas no todo el tiempo, ¿te has fijado en la cantidad de niños que dicen “no” como una de sus primeras palabras?

No le mientas

Si le mientes no va a confiar en ti y cuando quieras protegerlo de un peligro, no te va a creer. Esto aplica a toda edad. No es necesario que le cuentes tu vida, pero no le mientas. Si te pregunta algo, dile la verdad, solo así podrán crear un vínculo de confianza, donde sienta que pase lo que pase cuenta contigo y te puede contar lo que necesite.

Sobre el llanto

Cuando tu hijo pequeño llora, llora porque necesita algo, no porque quiera manipularte. Puede llorar de hambre, sueño, porque le duele algo, porque está incómodo o cuando es un poco más grande, también puede llorar de frustración porque quiere algo que no logra conseguir (a todos nos pasa, solo que ya no lloramos)

Si es más grande y llora porque se pegó, dale tu atención, evalúa y enséñale a evaluar la gravedad del dolor, intenta que tu ternura esté disponible para él en los momentos de tranquilidad y en los de dolor, así no buscará llamar tu atención con enfermedades ni dolores.

Modales y comportamiento social

Tu hijo nace y no sabe nada sobre modales, ni comportamiento social, si es chiquitito y lanza las galletas al suelo, es porque está conociendo el mundo, conociendo su cuerpo, sus movimientos, como las cosas suenan y se sienten. Si no quieres que ensucie la casa, saca la alfombra, guarda tus muebles favoritos, llévalo afuera a hacer sus experimentos, pero no lo prives de la diversión y la exploración. Olvídate por unos años de que tu casa esté limpia, reluciente y ordenada como estaba antes de que el/ella llegara a tu vida.

Enséñale a la edad adecuada a comportarse, antes de eso no vale la pena.

Tironeos, zamarreos y palmadas son violencia

Por muy enojada o frustrado/a que te sientas NO le pegues a tu hijo/a. La violencia siempre atrae más violencia y si tu hijo se acostumbra a que le peguen si él no hace lo que se espera de él, él va a responder de la misma forma.

Si estás furioso/a, aléjate, respira, dile que ahora estás tan enojada que mejor te vas a tu pieza, porque le podrías decir algo feo de lo que después te vas a arrepentir, puedes apretar un cojín y enseñarle a tus niños a hacer lo mismo cuando estén enojados. Un golpe o un reto dicho con enojo pueden producir mucho daño.

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